En Galicia es donde más movimiento hay. Y ya nadie se atreve a poner la mano en el fuego por su secretario general, José Ramón Gómez-Besteiro, ni garantizan su continuidad en el cargo en el corto plazo. Hay quien vaticina ya que «no llega a final de año», argumentando que su permanencia al frente del PSdeG «no es sostenible» ya que «no se podía hacer peor, mintiendo y revictimizando a las víctimas». El pasado viernes dimitió su secretaria de Igualdad, Silvia Fraga, por discrepancias con su gestión.
Varios dirigentes a nivel regional están maniobrando para forzar su salida y la de su número dos, Lara Méndez, tras admitir el pasado viernes que sí eran conocedores de como mínimo una denuncia por acoso sexual contra el alcalde de Monforte de Lemos, expresidente de la Diputación Provincial y exsecretario general del partido, José Tomé. Tanto Besteiro como Méndez habían negado tener conocimiento hasta que se vieron obligados a recular y admitir incluso que la secretaria general mantuvo varios encuentros para tratar la cuestión.
En la Comunidad Valenciana, federación con un liderazgo muy débil de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, ya que el partido está muy dividido como consecuencia de la mano de Ferraz en las últimas primarias para colocar precisamente a Morant como secretaria general, el fin de semana ha sido «terrorífico». La dirección federal, con las valencianas Rebeca Torró y Pilar Bernabé al frente de la gestión de la crisis machista, en coordinación con la de Morant, obligaron este sábado a cesar de sus cargos orgánicos al alcalde de Almussafes, Toni González.
Se da la circunstancia que González era el número dos del principal rival de Diana Morant a nivel interno, el secretario general provincial, Carlos Fernández Bielsa. Ambos son de los pocos candidatos socialistas que lograron una holgada mayoría absoluta en las elecciones municipales del pasado 2023, por lo que su liderazgo en forma de tándem era fuerte y una amenaza para una cuestionada líder que aprovecha lo denuncia contra González para fortalecerse a nivel interno.
Movimientos desde la base
Por primera vez desde 2016 hay movimiento interno contra Pedro Sánchez. A diferencia de entonces, cuando fue la federación andaluza -entonces liderada por la expresidenta autonómica Susana Díaz-, junto con otros territorios, los que provocaron el incendio que acabó en explosión, ahora son las agrupaciones locales y provinciales las que impulsan esta oposición al secretario general. Lo lidera la provincia de Palencia y, con llamadas y mensajes, entre la tarde de este sábado y de este domingo «ha habido mucho movimiento».
En esta ocasión no están ni Díaz, ni el desaparecido Javier Lambán ni Emiliano García Page al frente de la oposición interna, algo a lo que Ferraz ya se habían acostumbrado y desmerecen con desconsideraciones hacia sus compañeros. Hoy es el movimiento feminista, al que Ferraz intentó aplacar el pasado viernes con una reunión presencial, y los mismos que auparon a Sánchez a la secretaria general en las primarias, los que dicen «hasta aquí». «Nos jugamos muchos», dice un alcalde importante, para «cometer estos errores que nos perjudican tanto». Dice otro líder provincial que «hay que empezar a pensar en un cambio de liderazgos».
La semana pasada, en boca de la secretaria de Igualdad, Pilar Bernabé, Ferraz se ponía la venda antes de la herida admitiendo que posiblemente aflorarían nuevas denuncias en los próximos días, tras la dimisión de siete altos cargos en una semana. Eso preocupa en las bases socialistas. Como también preocupa que puedan conocerse más contradicciones como las de Besteiro o que salgan a la luz, como se insinúa internamente, que Sánchez, María Jesús Montero y Pilar Alegría dieron «orden expresa» de proteger a Paco Salazar.