El lienzo lo entregó el general Pétain a Franco como adelanto de un intercambio de obras de arte entre los dos países, alineados con la Alemania nazi. El régimen franquista vio una oportunidad pintiparada de anotarse el éxito diplomático que la 'Inmaculada' de los Venerables volviera a suelo patrio en vísperas de la solemnidad.
Y casi se queda sin golpe de efecto a tenor de la nota fechada por la agencia Logos en Gerona el día 6 de diciembre de 1940: «Hacia las dos y media de la tarde era esperado en la frontera con Francia el maravilloso cuadro de la Inmaculada Concepción, obra capital de Bartolomé Esteban Murillo, que se encontraba en el museo parisino del Louvre desde que la vendieron los familiares del mariscal Soult a la muerte de éste, quien se apoderó del imponderable lienzo durante la Guerra de Independencia española. A media tarde se tuvo la noticia oficial de que la llegada de la preciada joya artística se había retrasado 24 horas por hallarse interceptado un puente en Eine (Francia), a poca distancia de la frontera. Por consiguiente, esta obra del tesoro artístico nacional no llegará hasta mañana, alrededor de las tres de la tarde».
En efecto, al día siguiente, víspera de la solemnidad religiosa, el camión atravesó la frontera y el día 8 entró en la estación del Mediodía de Madrid el tren que lo transportaba. Hizo entrega del cuadro René Huyghe, conservador del Louvre, en presencia del embajador francés, François Piétri, mientras lo recibía de parte española el marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes.
Puja por Murillo
El Louvre compró el cuadro a los herederos de Soult por una cifra récord de 615.300 francos oro en 1852
El polifacético Juan Lafita reveló en 1967 un diálogo con el entonces embajador francés en España, después de la Guerra Civil, de visita al Museo Arqueológico de Sevilla del que era director. Al llamar su atención sobre un cuadro de Murillo, el héroe de Verdún hizo la siguiente observación: «Sí, pero el de la Inmaculada se lo llevó el mariscal Soult para el del Louvre». Lafita aprovechó la oportunidad: «Ciertamente, y a nosotros nos gustaría muchísimo que algún día ese cuadro retornase a España para el Hospital de los Venerables». «Pues es muy posible que yo se lo devuelva», repuso Pétain.
Volvió, sí, pero no a Sevilla. A los pocos días de su llegada a Madrid, la Real Academia de Bellas Artes y la hermandad de Venerables Sacerdotes reclamaron el cuadro al Prado sin conseguir la devolución. Hasta hoy. Sería muy loable empeño para el Cabildo Catedral, que va a colgar en los Venerables su destacada colección pictórica.