La última RAN se celebró en febrero de 2023 en Rabat y escenificó el final de la crisis diplomática provocada por el Gobierno de Sánchez tras acoger en España en abril de 2021 al líder del Frente Polisario, Brahim Gali. Durante aquel viaje a Rabat, a Sánchez no le recibió Mohamed VI al no encontrarse en Marruecos esos días.
Esta RAN llega semanas después de que la ONU aceptara la propuesta de Rabat sobre la soberanía marroquí del Sahara Occidental. Esta declaración, sin embargo, no implica que el Sahara sea de Marruecos. España, que históricamente se había posicionado con los saharauis, dio un giro en su postura cuando Sánchez envió a Mohamed VI una carta apoyando su propuesta al decir que era la más realista para terminar con un conflicto que ya dura cinco décadas. Este cambio lo hizo Sánchez sin consultar al Congreso de los Diputados. Cumplió con la primera exigencia de Marruecos para empezar a negociar el final de un distanciamiento diplomático que a España le costó una crisis migratoria sin precedentes y la suspensión de intercambios comerciales.
Fuentes consultadas por ABC advierten del «peligro» de esta RAN, «que se ha anunciado sin ninguna previsión», cuando «se organizan con seis meses de antelación». Creen que solo servirá para acometer «una nueva lista de la compra» por parte de Marruecos. «Lo más previsible es que pidan a Sánchez un paso más respecto al Sahara y que diga que la propuesta marroquí es la única posible», explican las mismas fuentes, que interpretan que esta RAN ha sido «una exigencia de un Marruecos envalentonado» por la resolución de la ONU y el haber ganado la batalla del etiquetado en la UE esta semana. Esto último es el visto bueno del Parlamento Europeo a que las frutas y hortalizas del Sahara Occidental sean comercializadas en Europa sin especificar su origen, «una victoria» de Rabat después de un acuerdo exprés «firmado cuatro días antes» de que terminase el plazo de doce meses que impuso el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) a una sentencia sobreun acuerdo comercial entre la UE y Marruecos, donde se afirmaba que el pueblo saharaui estaba de acuerdo en que no apareciera la denominación de origen de esos productos. La aprobación llegó después de que la Eurocámara desestimara por un voto la objeción presentada por el PP Europeo.
Antes, Rabat se había llevado dos varapalos –el acuerdo pesquero y el agrícola– que han quedado sin efecto tras dos sentencias del TJUE, cuyos procesos fueron apoyados por el PP, al entender que los pescadores y agricultores quedaban desprotegidos. «Marruecos es consciente de que el Gobierno puede cambiar pronto e intentará sacar el mayor rédito a esta RAN», dice otra fuente, que concluye: «Sánchez obedecerá a Rabat y hará como Trump al final de su mandato, cuando publicó un tuit diciendo que EE.UU. reconocía la marroquinidad del Sahara».