Las 48 horas frenéticas en el PP antes de la decisión de Mazón: «Carlos, ¿por qué tienes que dimitir el lunes»

El PP siempre supo que esta crisis acabaría estallando. Que Mazón estaba marcado por la gestión de la dana -en realidad, por su incapacidad para explicar lo que hizo exactamente la tarde de la trágica riada y sus constantes cambios de versión- y que su situación era irreversible lo sabían todos en el partido. También en la dirección nacional, donde despejaban el balón cada vez que llegaba la pregunta: «¿Pero Mazón va a repetir como candidato?». La respuesta siempre hablaba de reconstrucción y de tomar la decisión cuando llegara el momento. Mientras tanto, la orden era aguantar.

Pero la semana pasada todo cambió. El primer aniversario de la dana precipitó los acontecimientos. Mazón supo ese mismo día que no podría aguantar más, a nivel personal en su entorno aseguran que está «destrozado», que no puede continuar y que acabará teniendo «un problema de salud severo» si no lo deja. No era lo único. En su entorno no negaban la preocupación sobre los avances judiciales. El todavía 'president' teme una imputación de la que hasta ahora le ha salvado el aforamiento. La declaración en sede judicial de Maribel Vilaplana, la periodista con la que comió el día de la riada, este lunes también influyó mucho. «Eso sale mal seguro», reconocían en la Generalitat.

En Génova, igual que en otros territorios, también calaba ya la idea de que era imposible encapsular la crisis en el ámbito valenciano. Las siglas y Feijóo iban a verse arrastrados si no se tomaba una decisión ya. «Ahora se ve muy claro que debimos actuar antes», dicen algunos dirigentes tras la dimisión del todavía 'president'.

El jueves pasado Feijóo ya sabía que Mazón dimitiría. Más personas en la sede nacional del PP lo esperaban, incluso antes del fin de semana. En realidad, el líder del PP lo vio claro después del funeral en Valencia. Y a partir de ese momento empezaron días de negociaciones, trasiego de mensajes y llamadas -fueron varias el domingo entre los dos líderes-. «Nos dijo que se desmoronaba. Que no podía aguantar más», relatan fuentes de Génova en un intento de explicar las últimas 72 horas caóticas dentro de la organización.

Mazón dejó claro que no aguantaría más. Insistió en que lanzaría la dimisión el lunes. «En 24 horas prácticamente había que organizarlo todo», siguen las mismas fuentes, para justificar lo que se evidenció este lunes: que el presidente se marcha, pero que la sucesión no se ha aclarado. Que el PP no tiene un plan cerrado y que hay demasiadas grietas en esta operación.

En la dirección nacional, de hecho, no veían que la comparecencia en el Palau se produjera este lunes por la mañana. Justo el día en el que empezaba el esperado juicio del fiscal general -un hito en la legislatura para la oposición- y poco antes del comité ejecutivo nacional que Feijóo convocó para dar el pistoletazo de salida a la precampaña en Extremadura. «¿Por qué tiene que ser el lunes por la mañana?», se preguntaban en el núcleo duro de Feijóo, asumiendo que Mazón buscaba también tapar la declaración de Vilaplana.

Encierro sin apenas contacto

El dirigente autonómico se encerró en su Alicante natal acompañado de su familia y en contacto con un número de personas muy reducido. Un papel muy destacado ha jugado la secretaria general del Grupo Popular en el Congreso, Macarena Montesinos, también de Alicante, de la confianza de Mazón y que, al mismo tiempo, mantiene una estrecha relación con Miguel Tellado. Actuó de puente entre dos ríos que difícilmente se unen de manera natural.

La dimisión estaba clara, pero faltaba la segunda parte de la operación. Elecciones, como puso encima de la mesa el presidente autonómico; o solución interina, por la que apostaba Génova en un primer momento. La dirección no veía nada claro abrir las urnas por los riesgos que en este momento tiene, con el PP debilitado por la gestión de la tragedia, Vox disparado y una izquierda movilizada.

La reflexión se alargaba entre contactos de las dos partes. A un lado, Génova; y al otro, el PP valenciano. Algunos dirigentes veían a Mazón «demasiado aislado», sin emitir señales claras. Ahí entraron los tres presidentes provinciales capitaneados por el secretario general, Juanfran Pérez Llorca, en lo que muchos en el partido leyeron como una gran deslealtad. El PP entraba en convulsión.

Mazón compareció cuando quiso. El lunes por la mañana. Habló de una dimisión sin firmarla. Lo hizo varias horas después, mientras dejaba todos los flecos abiertos sobre su futuro y, sobre todo, sobre lo que ocurrirá en la Comunidad Valenciana. Otra vez la piedra en el zapato.