Carlos Mazón dimite como presidente de la Generalitat Valenciana sin convocar elecciones

La comparecencia en el Palau de la Generalitat, con un Mazón visiblemente afectado, se ha producido después de varios días de alto voltaje, recluido con sus colaboradores más estrechos en Alicante. «Ya no puedo más», ha afirmado, sin desvelar los detalles del escenario que se abre a partir de ahora, ni concretar si dejara o no el acta de diputado, de lo que depende su aforamiento. De momento, al dimitir, se queda en funciones.

«Por voluntad personal habría dimitido hace tiempo porque ha habido momentos insoportables», ha explicado. Tras días «duros, profundos, desgarradores, crispados y en ocasiones crueles» y una «reflexión» que lleva haciendo «desde la riada», ha reconocido «los errores propios»: dejar que circularan bulos, no pedir la emergencia nacional -Feijóo «me lo aconsejó y tenía razón»- y «sobre todo, mantener la agenda de ese día».

«Tuve que haber cancelado mi agenda», ha aseverado, para no dar la imagen de «un presidente ajeno a la emergencia durante aquella fatídica tarde». Errores que le acompañaran «toda la vida». «He pedido perdón, pero ninguno de ellos fue por cálculo político o mala fe. No sabíamos que el barranco del Poyo se desbordaba», ha sostenido. «El ruido que hay alrededor de mi persona, es la excusa perfecta para ocultar la asunción de responsabilidades del Gobierno ante la información errónea de ese día, la falta de ayuda de los días posteriores y la pésima reconstrucción», ha apuntado.

En su discurso, Mazón ha señalado que ha decidido hacer un «balance más personal» un año después de la barrancada y ha vuelto a repetir los datos que dan cuenta de la magnitud de la tragedia. «Reitero hoy, una vez más, que jamás un gobierno autonómico ha abordado un reto remotamente parecido», ha indicado, al tiempo que ha cargado duramente contra la «falta de ayuda» del Ejecutivo de Pedro Sánchez y la falta de ejecución de obras, por ejemplo, en el barranco del Poyo. Ha acusado, de hecho, a la izquierda de utilizar la tragedia contra él. Espera que «con el tiempo la sociedad pueda distinguir entre un hombre que se ha equivocado y una mala persona», ha criticado, en clara referencia a Sánchez. «La Generalitat necesita un nuevo tiempo» y que «no haya campaña de odio ni señalamiento contra nadie», ha proclamado.

Este domingo mantuvo varias conversaciones con el líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, para desbloquear el debate sobre su sucesión. Tras la multitudinaria manifestación que reclamaba su dimisión, el funeral de Estado por las víctimas de la dana del pasado miércoles, cuando se cumplió un año de la barrancada con 229 muertos en la provincia de Valencia, fue un punto de inflexión que ha precipitado su salida, pese a su intención de agotar la legislatura.

Los gritos y abucheos que los afectados por la catástrofe le espetaron antes y después del homenaje le volvieron a poner en el foco y encendieron todas las alarmas en el PP por el desgaste de las siglas. La encuesta de ABC y Las Provincias publicada la semana pasada no dejaba lugar a dudas: el 75% de los valencianos y el 67% de los votantes de su partido pedían su salida ante las sombras que todavía siguen planeando sobre su gestión de la tragedia,

Con la continuidad del barón del PP como jefe del Gobierno autonómico más en entredicho que nunca, Génova y la cúpula autonómica de la formación -incluido sus líderes provinciales- han negociado durante las últimas horas para poder dar con la mejor solución para atajar la crisis.

Hasta el momento y durante doce intensos meses, Mazón había resistido a cada una de las revelaciones -conocidas por los medios a cuentagotas- que han ido completando el relato de sus horas en el restaurante El Ventorro, donde comió con una periodista entre las 15 y las 18.45 horas del 29 de octubre, durante las peores horas de la tragedia que arrasó decenas de municipios.

La última, hace pocos días, cuando tuvo que admitir que, tras el almuerzo -cuya naturaleza y duración han sufrido cambios a lo largo de este tiempo– acompañó a Maribel Vilaplana al aparcamiento. Un detalle menor, a priori, que ahondaba aún más en la imagen de un líder ausente que paseaba tranquilamente por el centro de Valencia mientras centenares de personas se ahogaban en un 'tsunami' de agua y lodo.

No realizó ni recibió llamadas entre las 18.57 y las 19.34h, un periodo en el que la exconsellera responsable de emergencias, Salomé Pradas, intentó contactarle sin éxito en dos ocasiones. La Generalitat defiende que llegó a su despacho en el Palau mucho antes de las 20h, pero no ha detallado todavía la hora exacta. La declaración como testigo de Vilaplana ante la juez de Catarroja este lunes había añadido todavía más presión sobre la figura del presidente.

Sin ir más lejos, y siguiendo con su hoja de ruta, Mazón tenía previsto realizar entre este martes y miércoles una remodelación de su Ejecutivo coincidiendo con la salida del vicepresidente segundo, Francisco José Gan Pampols, tras poner en marcha el plan de reconstrucción que le encomendó.