«Angustia» en la ganadería por enfermedades «exóticas» que «han llegado para quedarse»

Por lo que en una comunidad con gran peso de la ganadería sobre la economía, cada vez que salta una alerta, se encienden las alarmas. «Miedo». Es lo que sienten los ganaderos de vacuno ahora que la Dermatosis Nodular Contagiosa (DNC) ha saltado los Pirineos y provocado 18 focos limitados a Cataluña, con el sacrificio de cerca de 3.000 reses en Gerona. De hecho «las restricciones y la burocracia» es lo que «más» temen, advierte Juan Luis Delgado, ganadero de vacuno en Salamanca, la provincia con mayor censo de bovino, quien asume también que «desgraciadamente» son enfermedades «que vienen para quedarse». De ahí que vean una «barbaridad» lo que consideran «severas restricciones» que se imponen para frenar el avance de la recién llegada dermatosis, porque al ser considerada de categoría A en el ámbito de la Unión Europea se busca su erradicación y se obliga al sacrificio de todos los ejemplares de una ganadería con al menos un animal infectado.

Por eso su «miedo a coger la enfermedad», pues «la economía nos va en ello». Aunque por ahora está a kilómetros de distancia, no pueden evitar «la angustia» de que haya un positivo. «Con un caso todo el trabajo se va al traste». «Nos da mucho miedo porque nos obligan que matar toda la ganadería», incide el también presidente de Asaja Salamanca. Con ganado en extensivo en tierras charras, ni se quiere imaginar lo que supondría en una explotación de ganado de lidia: «¡Con un foco se sacrifica todo el esfuerzo de mejora genética!».

«En la dermatosis nodular nuestro objetivo es erradicarla», explica Carvajal. Pero, añade, es un «caso muy particular», ya que «se ha comprobado» que ese camino a quitar de la circulación la DNC se puede «complementar» con una «buena vacunación y solamente sacrificar los animales claramente enfermos», tranquiliza. «Eso minimiza un poco el impacto de sacrificio de animales, que es desagradable para todas las partes», señala.

Por el momento, la limitación de movimientos al ganado para impedir el contacto con infectados «es una medida eficaz» –aunque sólo sea aplicable de forma temporal– ya que «en muchos casos la infección no presenta signos clínicos». Ahí también radica parte del temor en el sector ganadero: a que con una reapertura de la movilidad, se levante la 'frontera' con Francia, desde donde llegó, pues allí nacen muchos de los animales que luego se crían y ceban en España.

Cambios y vigilancia

¿Y por qué ahora surgen esas nuevas enfermedades antes propias de otras latitudes? «Por un lado, tenemos la influencia clara del cambio climático», apunta la catedrática. Por otro, añade, «en un mundo muy globalizado, con muchos viajes, muchos movimientos hacen posibles también muchas transmisiones». Y, apostilla Carvajal, «una vigilancia cada vez más intensa en la sanidad animal también ayuda a que afloren cosas que quizás antes no veíamos tanto». «Nos indica que tenemos un sistema que funciona», recalca. Un conjunto de motivos, reconoce, hacen que «nuestro futuro pase por tratar cada vez con más enfermedades y tener menos límites y fronteras en algunas de ellas, especialmente en las que tienen reservorios en los animales silvestres o se transmiten por vectores».

Caso, por ejemplo, de la tuberculosis bovina, contra la que se lleva cuarenta años luchando sin lograr su erradicación y en la que los ganaderos apuntan a los reservorios en la fauna silvestre en los que no cabe la vacunación, por lo que se antoja compleja. Aún así, la experta se muestra segura de que «es posible acabar» con esta enfermedad que también sigue presente en otros países de la Unión: «Es una batalla larga, dura y hay que continuar con ella».

O la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica, transmitida por mosquitos y en la que la vacuna ya disponible permite que «podamos convivir» con lo que los ganaderos bautizaron como 'el covid de las vacas'. Ha conseguido frenarse su impacto tras un verano de 2023 en el que hizo estragos, ante los que la Junta lanzó ayudas por más de 18 millones de euros.

También la más 'asentada' lengua azul –sólo en vacunas para algunos de los serotipos, pues van cambiando, el año pasado la Consejería de Agricultura destinó 4,6 millones–, con efectos sobre todo en el ovino y también el bovino. Un sector en el que Castilla y León es líder en número de cabezas. En mayo (últimos datos oficiales del Ministerio de Agricultura), más de 1,4 millones de reses de vacuno de los 6,4 millones de toda España, con Salamanca claramente en el primer puesto, con casi 600.000.

Entre las enfermedades que también tienen en jaque al sector ganadero, la gripe aviar. Siete focos se han declarado en granjas de la Comunidad –todos en Valladolid–, además otros tantos en animales silvestres. Hace más de un mes que no hay nuevos, pero el peligro con la migración y los posibles contagios merced a las aves silvestres está ahí, y mantienen a pollos, gallinas, patos y gansos entre cuatro paredes. El impacto ya tiene cifras: más de 2,1 millones de aves sacrificadas, granjas cerradas, trabajadores sin trabajo y animales todavía sin reponer en un palo para el sector.

Y la «suerte», apunta con muchas comillas la catedrática, de que «estamos librando» de la Peste Porcina Africana (PPA), llegada desde Asia y que ya ha entrado en Europa. «Somos el principal productor», subraya, y con la mitad de lo producido para exportación. «Ahí, si nos cierran los mercados, ¡puff!, es una debacle para el sector», advierte: cerca de 4,4 millones de cabezas en la Comunidad (más de un millón en Segovia), de los 33,7 de todo el país.

Ante este panorama, ¿qué hacer? «Reaccionar lo antes posible y de forma adecuada», apunta la experta, quien incide en la «necesidad de mantenerse vigilantes, activos y demostrar que tienes una ganadería que si aparece alguno de estos retos en capaz de luchar contra ellos».