León XIV levanta la voz por la plaga de secuestros de niñas y sacerdotes en África

«Con inmensa tristeza he recibido la noticia del secuestro de sacerdotes, fieles y estudiantes en Nigeria y Camerún. Siento un profundo dolor, especialmente por los numerosos jóvenes secuestrados y por sus angustiadas familias», ha clamado después de celebrar una misa en la plaza de San Pedro ante 40.000 personas con motivo del Jubileo de los coros. El Papa se refería sobre todo a una reciente oleada de secuestros de niños y profesores en Nigeria, que ha afectado tanto a escuelas católicas y musulmanas.

«Hago un contundente llamamiento para que los rehenes sean inmediatamente liberados e insto a las autoridades competentes a que adopten las medidas necesarias para conseguirlo«, ha continuado. Luego ha pedido a los católicos de todo el mundo que recen »por estos hermanos y hermanas nuestros, para que las iglesias y las escuelas sigan siendo siempre y en todo lugar, espacios seguros y de esperanza«.

El secuestro se produjo en la madrugada entre el jueves y el viernes en la escuela católica St. Mary de Papiri, en el centro norte de Nigeria. Los terroristas llegaron con decenas de vehículos, se habla de unas sesenta motocicletas y coches, e hirieron gravemente a uno de los vigilantes y secuestraron a unos 302 niños y 12 profesores de primaria y secundaria. Desde este viernes, la policía está peinando sin éxito los bosques de la zona para intentar rescatarlos.

Ha sido una semana dramática en Nigeria. Allí el lunes fue secuestrado en Kaduna el sacerdote Bobbo Paschal, y ese mismo día, también raptadas 25 alumnas de una escuela musulmana en Danko, la Government Girls' Comprehensive Secondary School, junto a otras 64 personas de las casas de alrededor. También el martes fue atacada una iglesia pentecostal en Eruku mientras tenía lugar una ceremonia retransmitida en vivo por Internet. Como resultado, fallecieron dos personas y fueron secuestradas 38. Para liberarlas, piden un rescate de 69.000 dólares por cada una. Las autoridades aseguran que estas acciones no están relacionadas entre sí y que su objetivo es la extorsión.

Antes de que se produjera el secuestro en la escuela católica, el arzobispo de Lagos, Alfred Adewale Martins, había denunciado en el semanario de los archidiócesis, 'The Catholic Herald', el «aumento de los atentados terroristas en todo el país, especialmente desde la amenaza del presidente Donald Trump» de intervenir militarmente en Nigeria si seguían produciéndose. «Parece que algunos elementos están haciendo esfuerzos deliberados para sumir a esta nación en el caos», añadía.

Asimismo, la semana pasada fueron secuestrados en Camerún seis sacerdotes y un laico, en la región noroeste del país. El jueves liberaron a todos menos a uno de los sacerdotes, John Berinyuy, para quien piden un rescate que la Iglesia católica se niega a pagar.

Este domingo, en todas las iglesias de la diócesis, se ha leído una dura carta del obispo en la que dice que si no ha sido liberado el miércoles, desde ese día se cerrarán todas las instituciones católicas, incluidas escuelas y parroquias. Si el viernes sigue secuestrado, marcharán hasta el lugar en el que está retenido, y no se moverán de allí hasta que sea liberado. «Pedimos a los militares que se supone que deben mantener la ley y el orden que sean éticos y profesionales y no exploten a las personas, pidiéndoles dinero o torturándoles».

Mano tendida a los ortodoxos

Por otro lado, el Papa ha recordado en el ángelus que «ya está cerca mi viaje apostólico a Turquía y Líbano», que se celebrará desde el jueves 27 de noviembre hasta el martes 2 de diciembre. «En Turquía se celebrará el 1.700 aniversario del Concilio de Nicea. Por eso, hoy publico la Carta apostólica 'En la unidad de la fe', que conmemora este histórico acontecimiento«, ha anunciado por sorpresa.

Esta carta apostólica es un interesante documento de carácter teológico. Recuerda que aquel concilio sigue impactando a los cristianos hoy pues «en la misa dominical pronunciamos el Símbolo Niceno-constantinopolitano (que allí se compuso)», y que esa «profesión de fe une a todos los cristianos», pues también la rezan los ortodoxos y protestantes. «Nos da esperanza en los tiempos difíciles que vivimos, en medio de muchas preocupaciones y temores, amenazas de guerra y violencia, desastres naturales, graves injusticias y desequilibrios, hambre y miseria sufrida por millones de hermanos y hermanas nuestros», asegura.

Luego recuerda a los ortodoxos, que desde el siglo XI están separados de la Iglesia católica, que «lo que nos une es mucho más de lo que nos divide» y les propone que el Credo de Nicea sea «la base y el criterio de referencia del camino para alcanzar la unidad y la reconciliación entre todos los cristianos». «Debemos dejar atrás controversias teológicas que han perdido su razón de ser para adquirir un pensamiento común y, más aún, una oración común al Espíritu Santo, para que nos reúna a todos en una sola fe y un solo amor«.

Por otro lado, León XIV pide a los católicos que reflexionen sobre el Credo y hagan «un examen de conciencia» sobre cómo es el Dios en el que creen. «Hoy, para muchos, Dios y la cuestión de Dios casi ya no tienen significado en la vida», lamenta. También denuncia que «en nombre de Dios se han librado guerras, se ha matado, perseguido y discriminado. En lugar de anunciar a un Dios misericordioso, se ha hablado de un Dios vengador que infunde terror y castiga». «Si Dios nos ama con todo su ser, entonces también nosotros debemos amarnos unos a otros», concluye.