La primera autoridad local de Villablino ejercía de portavoz de los sollozos de la sociedad del valle, en el extremo noroeste de Castilla y León, al lado del Principado de Asturias. Y planteaba una reflexión «que ya se debería haber hecho antes», porque la muerte de Anilson Osares de Brito se une al fallecimiento de otros cuatro vecinos de este municipio, en otro accidente minero en marzo, en la mina, también asturiana de Cerredo que se llevó la vida de otro trabajador del carbón de El Bierzo. «Cuesta comprender cómo se vive esta situación y cómo con todas las minas cerradas, este año se ha llevado la vida de siete compañeros en España y cinco de ellos, precisamente, en nuestro municipio», advertía Mario Rivas.
Cinco lacianiegos que se tenían que ir, cada día, a la vecina Asturias, para buscar empleo fuera de su casa, pero que mantenían el compromiso con su tierra porque seguían viviendo en Laciana. Un hecho que, dentro de la tragedia, merece ese pensamiento, apuntaba, porque «no tienen alternativas para seguir trabajando con dignidad en Laciana». «Y esto tiene que parar y las administraciones superiores tienen que entender que hay que poner alternativas reales para que la gente deje de ir a matarse a la mina. Tienen que hacerlo de forma inmediata. Se lo deben a sus familias y tienen que dar una oportunidad de vida a sus hijos en esta tierra», apostillaba Rivas.
El alcalde de Villablino exponía, horas después del trágico accidente laboral en la mina asturiana, las sensaciones que se viven en la cuenca de Laciana y confesaba impresiones de «impotencia absoluta». «Ni en la peor de las pesadillas de cualquiera de nuestros vecinos se hubiera pasado por la cabeza. El municipio entero está abatido, consternado…», advertía.
Anilson Soares de Brito, de 42 años, padre de dos hijos y conocido como Anis, era vecino de San Miguel de Laciana, en Villablino. Víctima del accidente que costó también la vida a su compañero asturiano Óscar en la mina de Vega de Resgos, en el concejo de Canga de Narcea, era el último minero de una familia de origen caboverdiano que se asentó hace años en la pedanía de Caboalles de Abajo.
Su hermano también murió
Esa familia sufrió, ya, las desdichas de la mina, cuando su hermano menor, Adolfo, también pereció en otro accidente laboral ocurrido en el año 2007 en el grupo Calderón de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP). Siendo de Caboverde, su vinculación con la mina venía de lejos, reconocía el alcalde de Villablino, con la impresión de la nueva tragedia marcada en la voz.
Villablino tiene una población de 7.709 personas, según el último censo oficial, y su padrón ha registrado una dramática caída, con cinco mil habitantes perdidos en los últimos veinte años, como consecuencia de las continuas crisis en el sector minero del carbón. A lo largo de estas dos décadas, apenas se han generado alternativas capaces de crear empleo y compensar todos los puestos perdidos en la mina.
El Ayuntamiento de Villablino mantiene, hasta las cuatro de la tarde de este lunes, la declaración de luto oficial en todo el municipio. Siguen ondeando a media asta las banderas de la Casa Consistorial y de los edificios oficiales de Laciana.
En toda Castilla y León, la Junta también declaraba este sábado dos días de luto en señal de duelo por la muerte de dos mineros en Asturias. De esta manera, el Gobierno autonómico «muestra el respeto de la Comunidad y su solidaridad con las víctimas y sus allegados». Además, el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, trasladaba «el profundo sentir de Castilla y León ante esta terrible tragedia». Así como, «todo el cariño a las familias, compañeros y amigos de los mineros fallecidos» y su agradecimiento a la intervención ante lo ocurrido del Principado de Asturias y a todos los servicios de emergencias. «Nuestra tierra abraza a sus familias, compañeros y amigos», escribió también en sus redes Mañueco.
Y en el acto celebrado por el PSOE de Castilla y León, también recuerdo a las víctimas y el himno de Santa Bárbara, patrona de los mineros, sonando de fondo.