Antes de Josep Maria Pou, el actor natural de Mollet era José María Pou: «Soy un producto del teatro de Madrid, No me llamaron de Barcelona hasta veinte años después; en 1982 empecé a hacer teatro en catalán. Me preguntaban donde había aprendido la lengua, les contestaba que en Madrid y ponían cara de sorpresa». Ni Madrid, ni Barcelona, a Pou le hubiera gustado nacer en Londres. Su primer viaje a la capital inglesa fue a los dieciocho años. Su padre le regaló un coche de segunda mano, pero él prefirió que le diese el dinero para pagarse un periplo londinense. «Me fascinaba Carnaby Street; me planté ante la tienda de Mary Quant. Mi casa es inglesa, menos en las moquetas y el ochenta por ciento de mi biblioteca la ocupan autores británicos».
Sesenta años de trayectoria dan para muchos personajes: el rey Lear, el capitán Ahab, Roald Dahl, Orson Welles, Sócrates, Cicerón, Falstaff o Jordi Pujol en 'Parenostre': «Cuando me propusieron encarnar al expresidente de la Generalitat contesté que no me cortaría las piernas por mi metro noventa y cinco de estatura», ironiza. Pero no se trataba del parecido físico sino del carácter moral -o inmoral- de quien detentó el poder en Cataluña durante más de dos décadas. Para estudiar sus expresiones faciales, más allá de los característicos tics y carraspeos, Pou analizó casi un millar de imágenes hasta que dio con la imagen que refleja mejor el hundimiento del Patriarca: «Lo puse de fondo de pantalla del móvil. Esa es la actitud de Pujol».
Director artístico del teatro Romea, Pou constata una mayor oferta de espectáculos y temáticas en Barcelona que en Madrid, aunque desmiente que en la capital de España haya predominado la comercialidad sobre la calidad: «En Madrid teníamos el María Guerrero que programaba obras de Valle Inclán o Ionesco. Cuando se hacía teatro de 'tresillo' en Madrid, también se hacía en Barcelona. Ese teatro entró en crisis con el fin del franquismo; compañías como el Lliure, Comediants o Joglars atrajeron nuevos públicos en Cataluña». Entre los personajes más perturbadores, Pou destaca el padre de Florian Zeller: «Pensé que sería mi última interpretación». No hay que temer tal cosa. Pou sigue con su andadura de gigante hasta 2027. El hombre que respira teatro.