Los datos de este año son esclarecedores. Las entradas irregulares a la Unión Europea disminuyeron un 22% en los primeros nueves meses de 2025, pero la situación en el Mediterráneo Occidental es diferente. Con datos de la agencia europea Frontex, esta ruta (con salidas desde Argelia y llegadas hacia España), experimentó un aumento del 28%. Solo el pasado septiembre, las llegadas aumentaron más de la mitad y las salidas desde Argelia representan casi tres cuartas partes de las detecciones de este año. Por nacionalidad, de las 14.388 personas que han llegado a España por esta ruta, 7.331 son argelinos, 2.393, marroquíes, 1.404 de Somalia, 876 de origen desconocido y 605 de Malí, según datos de Frontex.
En condiciones normales y siguiendo el protocolo entre el Gobierno de España y el Gobierno de la República argelina Democrática y Popular sobre circulación de personas firmado en Argel el 31 de julio de 2002, «cada uno de los dos estados contratantes readmitirá sin formalidades a sus nacionales que se encuentren de forma irregular en territorio de otro». Sin embargo, esto no está ocurriendo. Fuentes policiales consultadas por ABC aseguran que los argelinos no aceptan a nadie, «y –añaden– cada vez tenemos a más argelinos. No hay problemas de colaboración con las Fuerzas de Seguridad argelinas; lo que hay aquí es un problema político y es a ese nivel como debe resolverse».
«No hay cooperación»
«En el marco de una renovada cooperación policial y judicial entre Madrid y Argel, España tendría que estar llevando a cabo devoluciones de ciudadanos argelinos cuando se confirma su identidad y el consulado argelino acepta recibirlos de vuelta», explica Zakaria Benlahrech, abogado argelino experto en migraciones. Pero Benlahrech apunta: «Por lo que tengo entendido, por el momento la cooperación en materia de repatriaciones aún no se ha puesto en práctica. Existe un mensaje político que afirma que España y Argelia están cooperando, pero en realidad no parece que se haya implementado todavía».
La única cooperación que parece haber es con el caso de siete menores para quienes la semana pasada Argelia pedía su repatriación excepcional. El Gobierno de Argel, por petición de los padres, que «solicitaron el ejercicio de la patria potestad», tramitó una petición formal para la devolución de estos chicos de entre 14 y 17 años que llegaron en barca a Ibiza y posteriormente alardeaban de la hazaña en redes sociales. Se trata de una devolución excepcional, ya que Baleares tutela a otros 298 menores de los que nadie ha reclamado ninguna patria potestad.
Motivos de las salidas
La precariedad y la falta de trabajo han multiplicado las salidas desde Argelia
Este fue uno de los asuntos de los que hablaron los ministros de Interior de España y Argelia en el viaje hace unas semanas de Fernando Grande-Marlaska al país norteafricano. No han trascendido las razones por las que esos menores despiertan tanto interés en el país magrebí ni por qué no se les devuelve con sus familias, como parece lógico.
La salida de cientos, de miles de argelinos llama la atención porque no es habitual. Pero la situación que los jóvenes están viviendo en el país –precariedad, falta de trabajo, sin perspectivas–, sumada a cierta permisividad para controlar los flujos migratorios que salen de las playas de Orán y Argel, ha hecho que las salidas desde Argelia se multipliquen. Y naturalmente donde llegan es a las Islas Baleares y zonas costeras de Almería, Murcia y Alicante.
A esto se unen las redes de mafias que aprovechan cualquier situación de vulnerabilidad para multiplicar su actividad. «Los mayores esfuerzos de prevención de Marruecos han impulsado a más personas a buscar servicios de tráfico de seres humanos en Argelia. Esto ha proporcionado una cooperación más estrecha entre las redes argelinas y marroquíes de tráfico de personas y el traslado de algunas operaciones a territorio argelino. Estos grupos emplean tácticas complejas como el transporte de inmigrantes en lanchas rápidas con potentes motores», explica en su informe de septiembre la agencia europea Frontex.
Moscú y Rabat observan
El discurso oficial tanto de España como de Argelia es que sí que existe esta cooperación en todos los campos y que las relaciones están mejorando, pero desde el segundo país matizan: «La situación está mejorando desde la crisis, pero se necesita restablecer la confianza y, para ello, se necesita tiempo y entendimiento común».
Un entendimiento que no parece que funcione ni con Pedro Sánchez ni tampoco con el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares. «Con Sánchez se jodió todo», apunta una fuente conocedora de las relaciones entre ambos países. «No sería nada extraño que estén (Argelia) dificultando la devolución de estos inmigrantes como una forma de castigar a Sánchez, ya que la percepción sobre él y sobre el ministro de Exteriores es muy mala».
Mientras tanto, Rusia ve el escenario complacida. Para este país, aliado histórico de Argelia, es importante desestabilizar España como forma de hacerlo también con el resto de Europa. Y Marruecos observa. Cualquier acercamiento de España a sus enemigos en materias sensibles provocaría su reacción inmediata, y ya demostraron, con la crisis de la llegada masiva de inmigrantes irregulares a Ceuta tras levantar los controles fronterizos, de lo que son capaces.