Aurelio Rojas, cardiólogo: «Si comes justo después de hacer ejercicio se pierde parte de los beneficios del entrenamiento»

Y es que la gente suele pensar que después de entrenar hay que comer inmediatamente para «recuperar energía», pero en realidad, si lo haces, pierdes parte de los beneficios que tu cuerpo acaba de activar, según explica Rojas. En su último vídeo, el cardiólogo aclara cómo el momento de la alimentación influye directamente en la quema de grasa, la sensibilidad a la insulina y la salud del corazón.

Una proteína que marca la diferencia

Durante el ejercicio, nuestro cuerpo libera una proteína llamada factor de crecimiento de fibroblastos 21 (FGF21). Según Rojas, «esta proteína es una señal de reparación natural del cuerpo con efectos muy positivos: ayuda a quemar grasa, mejora la respuesta a la insulina y protege tus células y mitocondrias». Incluso las células del corazón se benefician de esta acción, aumentando su eficiencia energética y capacidad de recuperación.

El problema es que, si comemos justo después de entrenar, sobre todo carbohidratos de rápida absorción, «la liberación de FGF21 se corta y tu cuerpo deja de estar en modo reparación para pasar a modo almacenamiento». Esto significa que algunos de los beneficios que el ejercicio acaba de activar se reducen significativamente.

¿Entrenar en ayunas o no?

Rojas matiza que no todos los entrenamientos ni todas las personas requieren la misma estrategia nutricional. «Si tu entrenamiento es largo o muy intenso, como suele ocurrir en deportistas, comer antes puede ser necesario. Pero para el 90 % de las personas, cuyo objetivo principal es mejorar la salud metabólica, la longevidad celular y el equilibrio hormonal, lo recomendable es esperar entre 45 y 60 minutos después de hacer ejercicio antes de comer.», explica.

Este intervalo de tiempo permite que el cuerpo continúe activando las rutas de reparación celular, regule la insulina y aproveche mejor la energía que se genera durante el ejercicio.

Qué comer antes y después de entrenar

No solo importa el qué sino también el cuándo. Antes de entrenar, si necesitas energía, puedes optar por alimentos ligeros como fruta, yogur natural o avena. Son fáciles de digerir y pueden darte el impulso necesario para hacer ejercicio.

Por otro lado, después del entrenamiento, cuando ha pasado el tiempo recomendado, conviene elegir alimentos que continúen favoreciendo la reparación celular y la salud metabólica: proteínas de calidad, verduras, grasas saludables y carbohidratos complejos. No se trata de hacer dietas complicadas, sino de elegir los alimentos adecuados en el momento adecuado.

Un pequeño gesto que puede cambiar tu salud

Como explica Aurelio Rojas, «pequeños gestos como este que nunca te habían dicho cambian más tu salud de lo que te imaginas». No hace falta seguir dietas complicadas ni restricciones extremas, sino que basta con entender cómo funciona el cuerpo y hacer ajustes sencillos que potencien los beneficios del ejercicio.

Esperar unos minutos antes de comer puede parecer un detalle menor, pero ayuda a que tu cuerpo aproveche mejor la energía del entrenamiento, regule la insulina y cuide la salud del corazón. Al final, son estos pequeños hábitos los que marcan la diferencia día a día.