En uno de sus videos en redes sociales, el especialista afirmó: «Si dices eso, pues será porque no compraste nada ni en el 2006 o en el 2007, porque en aquella época no fuimos pocos los que nos pegamos y nos la pegamos bien fuerte». Con esa referencia al estallido de la burbuja inmobiliaria, buscó desmontar la idea de que los precios siempre suben sin excepción.
@sergioexcellencecircle 🚨 La vivienda SÍ baja, y quien diga lo contrario no vivió el 2006 🚨 Muchos se dieron el gran golpe y aprendieron a base de pérdidas. Olvídate de las subidas mágicas de dos dígitos: los precios ya tocan techo y los intereses no van a bajar más. Si compras apalancado, cuidado: una subida de tipos te puede dejar con más hipoteca que renta. #InversiónInmobiliaria #BurbujaInmobiliaria #Vivienda #FinanzasPersonales ♬ sonido original - Sergio_excellence_circle
Según él, la narrativa de que «la vivienda nunca baja» no se ajusta a la realidad cuando se analizan periodos prolongados. Lo que antes resultaba habitual (valoraciones crecientes año tras año), ahora topa con límites impuestos por la capacidad de pago del comprador y los costes financieros. En su intervención, adelantó una advertencia clara: «Pues sí pasa, sí. Y de hecho, si sigues esperando subidas en la vivienda de doble dígito, olvídate, porque a partir de ahora, si quieres revalorizaciones mágicas, como las de los últimos años, eso no va a pasar, porque ya llegamos al límite de los precios que puede pagar la gente y los intereses no van a bajar más».
Lo que no dicen los mitos inmobiliarios
El especialista recuerda que esas subidas constantes, que muchos tomaban como normales, derivaban de condiciones excepcionales: acceso fácil al crédito, bajas tasas de interés y especulación desenfrenada. Y advierte que la escena ha cambiado: «Y si te dedicas a comprar en rentabilidad y eres de los que te apalancas todo lo que puedes, deja de hacerlo. Bueno, puedes comprar en rentabilidad, pero mucho ojo ahora con pedir tanta hipoteca, porque como te metan una subida de tipos, te vas a quedar con más hipoteca que renta».
Ese aviso va directo al inversor novato, o entusiasta, que asume que solo hay que entrar al mercado y esperar. En ese sentido, él mismo reconoce: «Me sabe mal ser tan duro, pero es que venimos de 4 años donde invertir ha sido fácil porque todo venía de cara». En otras palabras, lo que antes podía funcionar como fórmula automática hoy exige más rigor y prudencia.
Por último, para apoyar su opinión, subraya que el mercado ya está tocando límites. «Ahora hay más riesgos y si no vas con cuidado, puedes tener un error que dure 30 años». Ese mensaje es el punto de inflexión entre la utopía del crecimiento eterno y la realidad de un mercado condicionado por tasas, capacidad de endeudamiento y restricciones macroeconómicas.