La tecnología potencia el encanto del 'dejarse llevar' de los viajes sorpresa

Waynabox, nacida en Barcelona hace diez años, fue la pionera y sigue siendo el referente de este segmento. «Inventamos los viajes sorpresa porque queríamos viajar de una manera más espontánea y divertida», recuerda Pau Sendra, su cofundador y CEO. La compañía comenzó ofreciendo escapadas de fin de semana a ciudades europeas, y hoy permite elegir entre destinos en América, islas o viajes de larga duración. Con más de 200.000 usuarios y 60.000 experiencias regaladas, Waynabox ha pasado de ser una startup independiente a formar parte del grupo Atresmedia desde 2023. «La emoción de descubrir a dónde viajarás tan sólo 48 horas antes de despegar sigue siendo nuestro eje», subraya Sendra, que defiende un crecimiento basado en mantener la esencia del producto mientras amplía su alcance geográfico, ya que ahora también operan en Italia, Francia, Alemania, Portugal y Países Bajos.

El éxito de Waynabox se apoya en una combinación de diseño de experiencia, tecnología y credibilidad. Su sistema selecciona el destino en función del tipo de viajero –parejas, familias o grupos de amigos– y de datos históricos de satisfacción. «Esto antes se hacía manualmente; ahora la tecnología nos ayuda a tomar esas decisiones con mucha más precisión», explica Sendra. Esa capacidad de personalización, unida a una red limitada de hoteles cuidadosamente seleccionados, le ha permitido alcanzar valoraciones de 4,7 sobre 5 en plataformas como Trustpilot o Google. «Somos prescriptores: tenemos la responsabilidad de elegir por ti y lo hacemos con el mismo cuidado con el que organizaríamos nuestro propio viaje», añade.

Waynabox ha convertido esa mezcla de emoción y fiabilidad en una ventaja competitiva en un mercado en el que cada vez más actores intentan imitar el modelo. Firmas como FlyKube, WowTrip, Flappin' o The Wonder Trip han creado sus propias versiones de este formato, añadiendo variantes temáticas o escapadas nacionales.

El fenómeno, sin embargo, va más allá de una moda. Para Joan Barceló, profesor de OBS Business School y CIO del grupo turístico World2Meet, «en una época en que todo está planificado al milímetro, la sorpresa se ha convertido en un lujo». Según el académico, más de la mitad de los viajeros declara preferir viajes con un margen de improvisación, en búsqueda de flexibilidad y espontaneidad. «Tras años de hiperplanificación y exceso de opciones, los viajeros delegan parte de la decisión, confiando en el componente emocional de lo inesperado», sostiene. Ese impulso se alinea con las conclusiones del informe Tribus Viajeras 2033 de Amadeus, que identifica a los 'Buscadores de Experiencias' como uno de los perfiles dominantes del turismo del futuro: viajeros que buscan autenticidad y emoción más que control.

Respuesta emocional

Desde OBS subrayan que el motor del fenómeno no es sólo generacional, sino estructural. «Las tendencias apuntan hacia un turismo más consciente, personalizado y orientado al bienestar. Los viajes sorpresa son una respuesta emocional a la saturación del mercado y al cansancio de planificarlo todo», explica Barceló. El verdadero salto tecnológico, añade, no reside en disponer de un algoritmo, sino en «la integración de datos, inteligencia artificial y experiencia de usuario en tiempo real». Su informe sobre tendencias tecnológicas aplicadas al turismo destaca que la clave está en la 'orquestación tecnológica»: datos limpios, reglas inteligentes y comunicación transparente para convertir lo imprevisible en una experiencia que se siente hecha totalmente a medida.

Waynabox y FlyKube representan dos aproximaciones distintas a ese equilibrio entre tecnología y emoción. Mientras la primera apuesta por la certera selección de destinos, FlyKube ha puesto el foco en la automatización y la expansión global. Fundada en 2016, la empresa ha sido incluida en 2025 en el programa Deloitte Technology Fast 50, que reconoce a las 50 compañías tecnológicas de mayor crecimiento en España. Su CEO, Paolo Giordano Della Pepa, destaca que la compañía ya ha automatizado el 90% de sus procesos operativos apoyándose en un motor de búsqueda basado en aprendizaje automático que ofrece recomendaciones personalizadas y reduce costes.

Ambas compañías simbolizan una nueva etapa del emprendimiento turístico español: digital, eficiente y centrado en la experiencia. Según Barceló, el potencial de escalabilidad del modelo es real, especialmente en el segmento de 'city breaks' y escapadas de fin de semana, uno de los que más ha crecido tras la pandemia. Aunque no existen estadísticas oficiales, fuentes del sector estiman que más del 50% de los viajeros estaría dispuesto a probar la fórmula, lo que abre espacio para nuevos actores y alianzas con aerolíneas, hoteles y destinos.

Pero el éxito del modelo depende también de un elemento intangible: la confianza. «La sorpresa no funciona sin confianza», advierte Barceló. Waynabox lo sabe bien: su estrategia combina la incertidumbre con transparencia y garantías. La empresa opera bajo la normativa europea de viajes combinados y ofrece asistencia al viajero los siete días de la semana. «Somos muy pro-consumidor –explica Sendra–, aunque hay incidencias que escapan a nuestro control, como por ejemplo los retrasos aéreos. Lo importante es acompañar al cliente y resolverlo». Esa atención cercana refuerza la credibilidad en el producto.

El contexto macro también juega a favor. Según los datos del INE, España superó en 2024 los 85 millones de visitantes internacionales y los 200 millones de viajes de residentes, impulsando la demanda de escapadas cortas y productos flexibles. En ese entorno, los viajes sorpresa encajan como una extensión natural de las tendencias de consumo experiencial, personalización y compra digital. Las compañías que dominen el uso de datos y la narrativa emocional podrían captar una parte creciente del gasto turístico interno.

Gran aliada

De cara al futuro, la inteligencia artificial se perfila como la gran aliada de este tipo de experiencias. «La IA no sustituye al viajero, lo inspira a elegir mejor, incluso cuando no elige», apunta Barceló. En los próximos años, prevé una convergencia entre personalización avanzada y turismo responsable: «Veremos viajes sorpresa sostenibles, que seleccionen destinos según su huella de carbono o nivel de saturación».

Waynabox, por su parte, mantiene el foco en consolidar su producto antes de diversificar. «Preferimos tener pocos tipos de viajes, pero excelentes», afirma Sendra. Su objetivo inmediato es reforzar el formato de viaje regalo, un segmento en auge.

En definitiva, los viajes sorpresa resumen la transformación de todo un sector: de vender destinos a diseñar emociones. Lo que comenzó como una idea disruptiva de unos jóvenes emprendedores barceloneses se ha convertido en un caso de éxito empresarial y en símbolo de cómo la innovación digital puede reinventar la experiencia de viajar. En un país donde la industria turística representa más del 12% del PIB, esta nueva categoría demuestra que incluso en el sector más tradicional, todavía hay espacio para la sorpresa.